LA CASA ENCANTADA DEL CERRO DEL ÁGUILA

Por: Jose Manuel García Bautista

El misterio llama a la puerta del investigador de la forma más imprevista, en unas ocasiones de a través de antiguas amistades que, un mal día, tienen la certeza que en su casa, en su hogar, habita algo que no es de este mundo. Es el momento en el que comienza una carrera por encontrar el rastro de lo paranormal o, en su defecto, posibles explicaciones que pudieran resolver el caso y eliminar los miedos.

Uno de esos casos me llegó a través de un amigo de la radio, tenía un familiar con un problema serio en casa y requería de ayuda especializada. Recuerdo como me dijo: “Llámala y trata de calmarla, está muy asustada, yo ya le he dicho quién eres y espera que le des un telefonazo”. Así las cosas se produjo esa llamada y aquella mujer, amable como pocas, me contó lo que sucedía en su casa a raíz de una sesión de ouija no autorizada y realizada por un vecino que, aprovechando su ausencia durante un verano y teniendo un juego de llaves, realizó la sesión motivo de todos sus pesares.

Para realizar aquella investigación requerí la ayuda del Grupo de Investigación Parapsicológico de Sevilla, GPS, de Lorenzo Cabezas y Carmen Bravo así como de otros compañeros en tareas informativas en la radio. Ellos son vecinos de esta zona de la ciudad y siempre la ayuda femenina, por la sinergia que se crea, es un gran apoyo. Nos desplazamos a una calle determinada del Cerro del Águila donde fuimos recibidos por nuestros anfitriones que se dispusieron a contarnos, de forma más cercana, lo que les sucedía.

En aquella casa viven el matrimonio, sus dos hijas adolescentes y una pequeña de 5 años de la hija mayor de las hermanas. La madre se mostraba abierta y nos narraba: “una sombra negra bastante grande se pasea, a su gusto, por la vivienda siendo el cuarto de la niña pequeña y el dormitorio principal la zonas preferidas por donde se la ve”.

Los amigos de GPS además recogen que en esta casa suelen percibir los clásicos síntomas de fenómenos paranormales cómo son: olores a putrefacto, bajadas anormales de temperaturas -de entre 8 y 15 grados en segundos- y “La pequeña de cinco añitos dice verlo pasar del cuarto de su tía hacia el cuarto de sus abuelos diciendo”.

Se realizó una primera investigación donde uno de los participantes resultó arañado por algo que no pudieron ver pero que dejó su marca física en la espalda del mismo. Tras ello se procedió a realizar diferentes comprobaciones en la casa como de campos electromagnéticos, de posible presencia de ultrasonidos o infrasonidos -que alterna la percepción del ser humano y sus sentidos- así como pruebas psicofónicas. Todo se orientó a tratar de captar la presencia de esa “sombra oscura” que dicen que ven en la casa.

El grupo GPS ha vuelto en más ocasiones al lugar, ellos mismos escribe: “Hemos realizado grabaciones de vídeos y fotografías intentando recoger algún fenómeno paranormal y realizado sesiones muy amplias de psicofonías, tanto nosotros preguntando como simplemente captando el aparente silencio en busca de la inclusión sonora”. En el transcurso de una de esas sesiones se pudo captar el descenso brusco de temperaturas en 3 grados. La investigadora Carmen Bravo preguntó: “¿Los escalofríos que estoy sintiendo me los estas provocando tú?”, dirigiéndose hacia este supuesto ‘ser oscuro’ y una voz de hombre, ronca, le contesta un rotundo “SI”, pocos minutos después -en la otra estancia que solían detectar la presencia, en el cuarto de la hija menor del matrimonio- también nuestra protagonista, en otra una sesión de psicofonías, capta un ruido que parece ser un gruñido. Tanto la familia como su mascota no se encontraban en la vivienda, se le había pedido que se marcharan para poder hacer la investigación sin que nada ni nadie externo pudiera contaminar los audios.

La mujer, desesperada en su intento de saber que era o que quería lo que habitaba en su vivienda, pidió ayuda a una amiga sensitiva para saber si podía notas a la ‘sombra oscura’ y corrió la misma suerte que nuestro compañero: un gran arañazo en la espalda. Sobre el momento en el que ese supuesto ser atacó al investigador Lorenzo Cabezas recuerda: “estando realizando la investigación nuestro compañero me miró y me dijo: “¿Loren tienes hay la cámara de fotos?” ,a lo que yo le respondí que sí, y me dijo que lo acompañara al cuarto donde me confesó que había sentido un fuerte escozor en la espalda que le mirara. Él se descubrió y lo que vi en la espalda de David me dejó helado… ¡Eran tres arañazos que bajaban desde la parte alta de la espalda hasta casi su cintura!, en el momento le hice la foto para que el pudiera verlo y recordé la foto que nos había enseñado la mujer de la vivienda, la de su amiga sensitiva, que era cuatro arañazos enormes cómo realizados con una gran garra que le recorría toda la espalda desde el costado hasta casi la clavícula”.

A la vivienda también se desplazó un colaborador, Juan José L. , físico y con grandes conocimientos científicos. En las pruebas realizadas se captaron sonidos pero no concluyentes para poder determinar qué era lo que afectaba a nuestra temerosa familia. Más interesante es lo que los miembros de GPS captaron: “en una de las grabaciones que dejamos la cámara de vídeo encima de la mesita de noche en el cuarto de matrimonio vimos cómo una mano invisible a los varios minutos de haber abandonado la estancia, la mano gira nuestra cámara unos 160 grados y la pone enfocando otra parte completamente distinta a la que habíamos dejado nosotros”.

Los fenómenos se siguen investigando, siguen ocurriendo, y la familia parece resignada a convivir con esa extraña presencia que mora en su hogar y que les afecta de forma personal.

Seguramente viva cerca de un ligar, una casa, un piso, un solar, donde, sin saberlo, se manifiesta lo imposible.