MIEDO EN EL COLEGIO DE LOS FENÓMENOS PARANORMALES

Por: Jose Manuel García Bautista

En muchas ocasiones el misterio tiene curiosas formas de manifestarse, puede hacerlo ante sorprendidos testigos, en nuevos edificios o en derruidos palacios, de aquellos que solemos calificar de “escombreras” y que tanto cuidado hay que tener cuando de visita o se busca lo desconocido en las investigaciones.

En esta ocasión nuestra investigación llega de la mano de un colega del misterio, un compañero de fatigas que también invierte su tiempo libro buscando resolver misterios en torno a lugares que parecen poseídos por el más allá. Nuestra historia, nuestra investigación nos lleva a Sevilla, una ciudad rica en historias y leyendas, en monumentos y en lugares que, en otros tiempos, podrían haber sido calificados de “enduendados”.

Es el investigador Miguel Ángel Paredes quién me decía, en confidencia: “hace unos meses recibí una llamada de un amigo mío que conoce muy bien mi pasión sobre el ámbito del mundo paranormal. Cuando recibí la llamada me contó que en el colegio donde estudia su hija había escuchado que varios alumnos de la clase habían observado alguna sombra calificada como ‘de otro mundo’ . Después de una extensa conversación le dije que iba a averiguar que sucedía e intentar comunicarme con la directora para poder realizar varias pruebas”.

Nuestro protagonista cumplió con lo acordado y se dirigió a la dirección del centro, la respuesta fue sorprendente: “ella había escuchado ese tipo de comentarios pero nunca le había concedido importancia, creía que un tipo de bulo como cualquier otro. Pero parece que se confesó conmigo y me dijo que también habían vivido fenómenos como el que me contaron y entonces fue cuando le solicité que si podría realizar algunas pruebas y preguntas a algunos alumnos. Accedió amablemente y pidió si me podía acompañar a lo cual no puse ninguna pega”.

El investigador accedió al interior y comenzó a realizar varias pruebas “una de las cosas que me impresionó fue el cambio tan brusco de temperatura que se producía de un aula a otra en el pasillo cuando estaba todo cerrado. Coloqué varios sensores de movimientos en puertas de aulas y pasillos. Comenzamos a escuchar como si alguien nos estuviera siguiendo… Pero no podía ser ya que nos encontrábamos, en ese momento, solos en el pasillo, entonces fue cuando unos de los sensores comenzó a sonar y vimos como si una sombra saliera de una de las aulas…, y eso, la verdad, no era de este mundo. Se nos cambió la cara y nos fuimos a ese pasillo con rapidez para comprobar que es lo que era. Seguimos a una especie de sombra que nos llevó a otro pasillo y desapareció. La pregunta fue: ‘¿Cuál es la razón por la que nos ha traído hasta aquí?’, y debido a lo tarde que era ya dejamos la investigación”.

Nuestro investigador se dirigió una semana más tarde al centro escolar de la capital hispalense, en esta ocasión quería hablar con algunos de los alumnos que habían vivido tales experiencias. Fueron cuatro chicas y chicos los que le confirmaron que los fenómenos eran reales y que se venían produciendo desde hace un año, aproximadamente. Los alumnos estuvieron informando y narrando lo que les ocurría: “Me dijeron en las aulas y pasillos dónde, exactamente, la semana pasada nos ocurrió a nosotros los sucesos y que, incluso, a primera hora de clase cuando entraban en el aulas y abrían las persianas podían ver cómo varias sombras abandonaban la clase y algunas desaparecían por el pasillo y otras por la zona de los servicios del mismo” y le vino a suceder algo extraño “me volvieron a confirmar que varias formas y pude escuchar ruido en el aula de informática, les pregunté si había alguien en esa aula y fue un rotundo no. En la misma había un olor extraño, algo aromático que no había percibido antes. Coloqué aparatos cómo sensores de movimientos y enseguida empezaron a sonar, la puerta pegó un portazo y se cerró, fue entonces cuando los ordenadores comenzaron a funcionar”.

Pero lo más impresionante fue cuando pudo ver como las sillas (con ruedas) se movieron “cómo si fuera un fenómeno poltergeist…, sentí un escalofrío y escuché una voz diciendo: ‘¡Está abierta!’. Cuando abrí la puerta, por el pasillo, llegaba el vigilante jurado que el centro tiene tanto de día como de noche y al verme la cara me preguntó qué es lo que me había ocurrido y se lo conté. Me dijo que él, en algunas rondas nocturnas que daba por el centro, saltaban las alarmas y que escuchaba extraños ruidos y como voces”.

El misterio sigue presente en este centro educativo y los fenómenos extraños siguen materializándose, no se sabe la razón ni el origen, se sigue investigando y se sigue buscando una explicación a lo que en su interior sucede.