UN FANTASMA EN “DON CECILIO”

Por: Jose Manuel García Bautista

Sevilla sigue siendo una de esas ciudades eternas aspirantes a cosmopolita anclada aún en el costumbrismo de su gente y el barroquismo de sus calles. Es la dualidad de una ciudad moderna con tantos hilos enlazados a su pasado que sería difícil discernir por la vieja Judería si nos encontramos en pleno siglo XXI o si por el contrario transitamos aún por los avatares del XVI… Sea como fuere estamos en una ciudad donde la magia y el encanto no está reñida con la tradición y la seriedad. Así nos trasladamos ahora a la calle Castilla, en pleno barrio de Triana, entre sabor a embrujo e Inquisición, allá donde aquellos torquemadas sevillanos jugaban a ser Dios y apostaban a la vida o la muerte con aquellos, que bajo el cargo de herejía, caían en sus manos.

A media altura de la calle Castilla, en el número 47, casi en frente de la iglesia de la “O”, encontramos uno de esos viejos lugares de rancio abolengo y tradición sevillana. Es una librería de viejo, una librería de lo antiguo, una de esas que se niega a no mirar al pasado y encontrar entre sus rarezas incunables comics, TBOs o libros que harían las delicias de cualquier bibliófilo. Donde el CD aún no ha tomado el relevo al vinilo y donde un póster, mítico e inencontrable de aquella película que tanto nos marcó, está al alcance de cualquiera. Nos encontramos en la Librería “Don Cecilio”, esa cuna del saber olvidado, ese rincón donde una semana al año el milagro se hace realidad y allí, en sus estancias, se celebra la siempre mágica “Semana del Misterio de Sevilla”.

Allí además de saber y cultura encontramos a un personaje muy particular, son ya varias personas las que se han encontrado con el fantasma de Don Cecilio. Rafael Pérez o Luis Cañete les gusta decir de este lugar: “cuidado, que no sólo en Sevilla hay fantasmas y casas encantadas, aquí en Triana, en la librería también tenemos uno… Si te vas allí, al rincón donde tenemos los cuadros de flamenco a lo mejor te encuentras con uno de esos seres espectrales de los que tantas cosas nos habéis contado…”

Y sea como fuere, con la gracia y socarronería andaluza de estos particulares cicerones, lo cierto es que en su interior se ha podido ver en varias ocasiones a un individuo, ataviado con un sombrero que deambula entre viejos discos de vinilo y la añoranza de los mejores cantaores de flamenco. “En cierta ocasión me marchaba ya, estaba apagando las luces, sabía que aquí no había nadie y sin embargo note una presencia, mire al fondo y vi la suelta de un hombre con un sombrero… Me inquietó mucho. Volví a encender las luces del local y comprobé como no había nadie, aquella noche dejé las luces encendidas…cualquier las volvía a apagar” nos narraba otro miembro del Centro Cultural “Don Cecilio” y es que si alguna vez visita estas instalaciones, disfrutará de encontrar valiosos legajos, conferencias con las figuras más destacadas del mundo del misterio y su divulgación, y ¿por qué no?, de la misteriosa presencia de un fantasma atado al sabor más tradicional de la Triana de eterna, la Triana única, la Triana de siempre.