LOS BANDOLEROS EN ANDALUCIA

Por: Jose Manuel García Bautista

La agreste zona de Sierra Morena, los guerrilleros que lucharon valerosamente en la Guerra de la Independencia contra los franceses y sus problemas para llevar una vida en sociedad, hicieron –entre otras razones- que en 1814 hubiera una gran cantidad de estos bravos luchadores que se “echaran al monte” y se convirtieran en bandoleros que vivían fuera de la ley…

Entre los bandoleros destacados en Andalucía era especialmente temida la partida de “Los siete niños de Écija”. Curiosamente no eran de Écija en la partida bandolera, así había un portugués. José Martínes; un argentino llamado Pablo Arosa, con origen gallego; fray Antonio de Legama, un religioso vasco; y de la tierra, de Andalucía eran: José Alonso Rojo, Juan Antonio Gutiérrez “El Cojo”; Francisco Naranjo “Becerra”, Luis López, Antonio Fernández y el “Mimos” cuya identidad se desconoce. Su capitán era un individuo al que llamaban Padilla.

Padilla vio el final de sus días a manos de Antonio Lara, que era cosario de Lucena, en un intento de robo. Su partida fue ahorcada el 18 de Agosto de 1817 en la sevillana Plaza de San Francisco. Curiosamente “El Cojo”, “Ojitos”, “Becerra”, “El Portugués”, “Rojo” y fray Antonio fueron ahorcados y descuartizados…

Otro bandolero que marcó una época, en el siglo XVIII, fue Diego Corrientes; igualmente fue capturado, ahorcado y descuartizado; su cráneo se conservaba hasta que se perdió en 1975 en la iglesia de San Roque.

“Veneno” fue otro famoso bandolero, en 1832 fue capturado y ahorcado en la Plaza de San Francisco; era un 13 de Diciembre de 1832; en su ejecución se da la curiosidad de ser el primer preso que fue a la muerte vestido de amarillo.

José María “El Tempranillo” es un nombre legendario dentro del bandolerismo en Andalucía, se llamaba realmente José Pelagio Hinojosa y bajo su “capitanía” logró reunir a más de quinientos bandoleros; además logró que las iglesias de toda la zona que dominaba realizaran “toques” de campana que les avisaban de por dónde iban las partidas de las Fuerzas de Escopeteros Reales. Realmente era una temida partida que daba muchos problemas a la corona español y plagaba de inseguridad todo el territorio.
El gobierno mandó al general Manso a capturar a “El Tempranillo”. Curiosamente Manso no trató de buscar al famoso bandolero sino que se ofreció a pactar con la mano derecha de “El Tempranillo”, la primera oferta de Manso era el indulto y un premio para quién entregara, vivo o muerto, al bandolero; la contraoferta del bandolero fue el indulto para todos los bandoleros, nombrar comandante y capitán a “El Tempranillo” de la Fuerza Pública y depondrían el bandolerismo en la zona.

El general Manso aceptó el trato y se dispusieron los escritos oficiales sobre ello. El bandolerismo cesó hasta que una fuga de presos de la prisión de Córdoba hace que los fugitivos buscaran refugio en el monte. “El Tempranillo” fue a la guarida de los huidos para pedirles que se entregaran pero estos dispararon contra él y no mataron cerca de Alameda.

Con la aparición del telégrafo y el ferrocarril, la época dorada del bandolerismo, cesó en Andalucía.