LA TORRE DE BABEL, ENTRE LA LEYENDA Y LA REALIDAD

Por: Jose Manuel García Bautista

La Biblia está llena de viejas historias, de mitos que, en muchos casos, encerraban moralejas con algo que enseñar a aquellos que en una época de nuestra Historia el leer y escribir, el conocimiento por tanto, estaba reservada a unos pocos y sólo la tradición oral servía para mantener ese hilo cultural a las personas.

Para muchos historiadores la Torre de Babel no era más que un mito, sin embargo la existencia de construcciones, con carácter religioso ritualista, en toda Mesopotamia hacen que una corriente de arqueólogos la sitúen en la antigua Babilonia. Para ello se apoyan en los relatos del historiador griego Herodoto, éste narraba que al pasar por Babilonia, en el siglo V a. C., observó una construcción, una gran torre que podría medir más de 90 metros con una estructura escalonada en siete pisos.

Se subía a lo más alto de ella siguiendo una escalera en espiral. Llamaba la atención que estaba adornada con ladrillos azules esmaltados imitando el azul del cielo, como en la Puerta de Ishtar. En su cima se ubicaba un templo dedicado al dios Marduk y todos los años se celebraba una ceremonia en la que su rey renovaba su reinado haciendo un “pacto” entre aquel Dios y él.

“Toda la Tierra tenía una misma lengua y usaba las mismas palabras. Los hombres en su emigración hacia oriente hallaron una llanura en la región de Senaar y se establecieron allí. Y se dijeron unos a otros: «Hagamos ladrillos y cozámoslos al fuego». Se sirvieron de los ladrillos en lugar de piedras y de betún en lugar de argamasa. Luego dijeron: «Edifiquemos una ciudad y una torre cuya cúspide llegue hasta el cielo. Hagámosnos así famosos y no estemos más dispersos sobre la faz de la Tierra”.

Mas Yahveh descendió para ver la ciudad y la torre que los hombres estaban levantando y dijo: «He aquí que todos forman un solo pueblo y todos hablan una misma lengua, siendo este el principio de sus empresas. Nada les impedirá que lleven a cabo todo lo que se propongan. Pues bien, descendamos y allí mismo confundamos su lenguaje de modo que no se entiendan los unos con los otros». Así, Yahveh los dispersó de allí sobre toda la faz de la Tierra y cesaron en la construcción de la ciudad. Por ello se la llamó Babel, porque allí confundió Yahveh la lengua de todos los habitantes de la Tierra y los dispersó por toda la superficie”. Este es el relato bíblico que nos habla de la misteriosa Torre de Babel que pretendía llegar al cielo y de la confusión de lenguas que Yavé lanzó sobre constructores y trabajadores.

Su ubicación hemos de fijarla hace más de 4000 años en la zona de Irak, donde –por ubicación- vamos a encontrarnos con todos los lugares con los que nos habla la Biblia o bien en sus cercanías. Es cierto que durante siglos se ha tenido por un hecho, o acontecimiento, legendario pero… ¿y si fuera realidad?

Descubrimientos

Pero la Torre de Babel vuelve a ser noticia por la incesante búsqueda que arqueólogos e historiadores, ortodoxos y heterodoxos, hacen en toda la zona en busca de su rastro. Destaca la labor que realiza el profesor de la Universidad de Londres (Reino Unido) Andrew George, quién mediante el canal Smithsonian, cree que hay las suficiente evidencias arqueológicas para pensar que la Torre de Babel existió realmente.

En la memoria de muchos, y como enseñanza eterna, quedará la Torre de Babel como un símbolo que representaba el pensamiento judeocristiano así como por ser la “semilla” del origen de las lenguas.

Fue desde el canal Smithsonian donde se presentó una tablilla de piedra, conocida llamada “Estela de Oslo por la que se trata de demostrar la existencia de la Torre de Babel. Así el relato bíblico del Génesis, capítulo XI, cuenta que la Torre de Babel la construyeron los descendientes de Noé, en un prado o llanura denominada como Senaar. La construyeron con una misión: temeroso el pueblo que la ira de Dios pudiera echarse sobre los hombres, cómo sucediera con el Diluvia Universal, decidieron construir un edificio que llegara hasta el cielo. Se dice que el propio Dios decidió castigar aquella ofensa de aquellos seres pecadores confundiendo las lenguas. Una vez que este suceso se produjo, al no poderse comunicar, dejaron la construcción y se dispersaron por todos los territorios. De ahí vendría, según la Biblia, la diversidad de lenguas del mundo.

Andrew George examinó la tablilla fechada, datada hacia el siglo VI a. C, hallada en Babilonia hace más de un siglo, y que había pasado inadvertida a los estudiosos e investigadores. Así el historiador pudo traducir, según lo grabado en la tablilla, que en la zona existía una estructura de siete pisos, escalonada, con una figura humana que porta un cetro, con azulejos vítreos, y el nombre de un rey: Nabucodonosor II.

Curiosamente Nabucodonosor II fue gobernante regente de Mesopotamia al que se debe la conquista de Judá y Jerusalén, constructor de los bellos jardines colgantes de Babilonia y cuyas reformas en los órdenes sociales de su reino marcaron toda una época.

En la tablilla se puede leer dos inscripciones. La primera dice: “Etemenaki, Ziggurat Babel, siendo su significado: “Torre del templo de Babilonia”; la segunda hace referencia a los muchos de pueblos que se ocuparon “desde el mar superior (el Mediterráneo) hasta el mar menor (el Golfo Pérsico)”, para la construcción de la misma. Parece obvio pensar que se trataba de la mítica construcción.

Breaking Israel News entrevistó a Andrew George y en el transcurso de la misma insistió en la tablilla como prueba de la existencia de la Torre de Babel así como el origen del mito de las lenguas y su confusión por parte de la más alta divinidad religiosa.

Hay muchos puntos en los que los historiadores y arqueólogos coinciden, así la construcción de la estructura, el color azul de la torre y bajo el reinado de Nabucodonosor II, que mandí construir en Babilonia la torre y hacerla símbolo de su capital. Sólo resta saber dónde se construyó la Torre, así el lugar pudo ser una región conocida ahora como Al Qasr, en el sur de Bagdad.

No obstante también hay investigadores que se alejan un poco del mito, como el caso del historiador español Juan Luis Montero quién piensa que la Torre no pudo tener una altura de casi 90 metros sino un tercio menos, sesenta metros con una base cuadrada de noventa que soportaría de forma eficaz el peso de la Torre.

Busquemos en la Historia

La Torre de Babel era un impresionante edificio que se estaba construyendo en algún lugar en torno a Baal Bek, se pierde en los textos sagrados las descripciones de este colosal edificio hasta que Heródoto nos narra en sus crónicas históricas como el rey persa Jerjes lo destruye –sus vestigios- en el año 479 a.C. También nos cuenta del templo que: “es cuadrado y cada uno de sus lados tiene dos estadios. En medio de él se ve fabricada una torre maciza que tiene un estadio de altura y uno de espesor. Sobre ésta se levantaba otra segunda torre, después una tercera y así sucesivamente hasta llegar a ocho torres”. Al final llegaría casi a medir 100 metros de altura.

Inicialmente estaba dedicado al dios Marduk, se le llamaba “la Etemenanqui”, y era “la casa donde se unen el cielo y la tierra”.

La Torre de Babel se tratará de un zigurat, una construcción muy característica que los antiguos persas era expertos en su construcción. Los zigurats serían el equivalente a las pirámides de Egipto, pero también tenían una importante función ritual: centro de poder y energía mágica.

En el siglo XIX una expedición francesa trató de localizar las ruinas de Babel y creyeron localizarla en el zigurat de Borsippa. Pero también hay otros indicios escritos sobre la Torre. En tiempos de Nabopolasar, siglo VII a.C. (625-605 a. C.) de dicen en una tablilla caldea: “Marduk, el gran dios de Babilonia, él ha ordenado colocar sólidamente las bases de la Etemenanqui hasta alcanzar el mundo subterráneo y hacer de este modo que su cúspide llegue hasta el cielo”.

En tiempos de Nabucodonosor: “ladrillos de esmalte azul brillante, es decir, estaba adornada del color del cielo para dar la impresión de que el edificio se perdía en el azul infinito”.

Ante la prepotencia del ser humano que trataba de equiparar y llegar al Cielo, Yavé ordenó la confusión de lenguas… (Génesis, capítulo 11).

Fue en el año 1913 cuando Robert Koldewey, a la sazón arqueólogo, halló una ciudad que creyó que podría tratarse de los restos de la torre de Babel… Según los estudios realizados pudo haber sido destruida y sucesivamente reconstruida, por asirios, arameos y caldeos.

Heródoto continúa describiendo el importante zigurat de esta forma: “Alrededor de todas ellas hay una escalera por la parte exterior, y en la mitad de las escaleras un rellano con asientos, donde pueden descansar los que suben. En la última torre se encuentra una capilla, y dentro de ella una gran cama magníficamente dispuesta, y a su lado una mesa de oro. No se ve allí estatua ninguna, y nadie puede quedarse de noche, fuera de una sola mujer, hija del país, a quien entre todas escoge Dios, según refieren los Caldeos, que son sus sacerdotes”.

En la actualidad sólo se conservan parte de las ruinas, cimientos, de la antigua construcción, sus casi 85 millones de ladrillos no han sobrevivido al paso del tiempo y de su propia Historia.

¿Pero dónde está la Torre de Babel?

Independiente de los lugares indicados para ubicar la Torre de Babel también se han señalados otros emplazamientos por toda Mesopotamia, principalmente en las expediciones arqueológicas entre el siglo XVI y XX a la zona. Así el punto de
Afar Quf, al oeste de Bagdad, o el referido de Borsippa, en las proximidades de Babilonia, son algunas de las preferidas por los investigadores.

Robert Koldewey, arqueólogo alemán, en 1913, afirmó haber descubierto el punto sonde se erigía la Torre de Babel, así indicó que su base era cuadrada y tenía 91,55 metros de lado siendo la parte más antigua la del centro formado por un núcleo de ladrillos crudos, su altura se aumentó en tiempos de Nabopolasar y Nabucodonosor, de ello se tendría constancia por los vestigios de un nuevo paramento de ladrillos cocidos. Así la posteriores excavaciones descubrieron tres escaleras, dos laterales y una central que era perpendicular a la estructura del edificio, tal y cómo debió ser en la bíblica Torre de Babel.

En un texto conservado en el Museo de Louvre, de Heródoto, encontramos una tablilla denominada “del Esagil”. Se sabe de esta curiosa tablilla que es una copia del año 229 a.C. de un documento antiguo que relataba como estaba la torre en la época y en la que se detalla su altura de 91 metros siendo un edificio piramidal con siete niveles, o pisos, diferentes, con muros con resaltos, al estilo de los zigurats, y rematando el último piso había dispuesto un templo adornado con ladrillos esmaltados azules que “imitando el color del cielo”.

Y nuevamente nos lleva al Génesis, a la Biblia, donde se define la Torre de Babel como una construcción que subía al cielo, en clara alusión a su altura y a lo escalonada de la misma. Dice el pasaje bíblico que los hombres se reunieron en la llanura de Shinear, tiempo después de pasado el Diluvio, y para evitar un nuevo castigo de Dios resolvieron levantar una torre gigantesca y Dios, al saber de sus planes “confundió sus lenguas”. El fallido intento de edificación de la torre y la ciudad en torno a ella se llamaban Babel o Babilonia.

¿Qué fue la confusión de lenguas?

Es uno de los hechos más enigmáticos de la Biblia y que nos lleva a pensar en algo metafórico más que real cuando se relata ese castigo divino. Por ello se cree que, realmente, tendría un origen etimológico, una confusión de interpretación por parte de aquel que escribió el relato del Génesis. En los tiempos del cautiverio de los israelitas en Babilonia, se traduce la palabra Babel en el sentido de “confusión”, de lenguas. “Ba” simboliza la desorganización aparente de los dialectos no griegos, raíz que está presente en muchas palabras que tienen un sentido de significado incomprensible como “balbuceo” o “bla bla”, así “Ba” sería la raíz de confusión tras el castigo divino y la pluralidad de las lenguas que sin un completo traductor era imposible entender.

Pero dicen que toda leyenda contiene el germen de la verdad y en la construcción se produjo ese poco entendimiento, aunque su origen sería más mundano que divino: el rey mandó construir un gran edificio, como nunca antes se había construido, y precisó de un gran número de trabajadores, de esclavos, traídos de todos los puntos conocidos de su mundo. Había esclavos de muchas zonas, cada una con un dialecto, con un lenguaje, que sólo entre personas conocedoras de otras de las lenguas habladas en la construcción lograban ponerse de acuerdo en mayor o menor medida. La inscripción de Nabucodonosor afirma: “A todos los pueblos de numerosas naciones yo los obligué a trabajar”. En el momento que uno de los traductores faltaba o moría –la esperanza de vida apenas superaba los 30 años- sin dejar un sucesor en esta tarea se producía un grave problema de comunicación en ellos y casi dejar aislados a un grupo que sólo podría ser utilizado como fuerza bruta o dedicarlos a otras tareas con lo que la edificación, poco a poco y paulatinamente, quedaba despotenciada hasta que se debió abandonar la misma…¿O tal vez no?

Lo cierto es que en Babilonia se edificó un enorme zigurat que concuerda con el vocablo babilónico, no se sabe la época de su construcción ni el origen de la misma sólo que fue restaurada en tiempos de Nabopolasar (625-605 a.C.), que fuera el fundador de la dinastía caldea. La construcción se llamaba Etmennanki, también llamada como “la mansión –o casa- de lo alto entre el cielo y la tierra”, referida anteriormente y que, nuevamente, nos deja ante lo que debió ser la Torre de Babel.

Su ubicación

Si consultamos Google Earth en las coordenadas 32°32’10.59?N 44°25’14.27?E, a 300 metros del mítico río Éufrates, podríamos tener el punto donde se encontraba el zigurat de Marduk, en las cercanías de donde el líder iraquí Saddam Hussein construyó uno de sus palacios. Curiosamente Marduk significa en sumerio “sol joven o novillo del dios sol”, pero su nombre es semítico, diferente al resto de sus dioses, que eran sumerios. Babilonia tuvo la hegemonía, Marduk (hijo de Ea, o sea Enki), se convirtió en la figura central del sistema religioso pagano, según lo escrito en el Código de Hammurabi. Pero la ciudad de Babilonia no iba a tener suerte pues fue destruida en 689 a. C. por Senaquerib, quien destruyó el Etemenanki. No obstante los reyes neobabilónicos inviertiendo en ello 88 años y cuyo edificio principal era el templo de Marduk (Esagila), relacionado el zigurat Etemenanki. Como dato indicar que en Babilonia había 53 templos a los grandes dioses, 55 capillas a Marduk, 300 capillas para divinidades terrestres, 600 para las celestes, y 400 altares. Toda una ciudad dedicada a sus diferentes dioses.

Babilonia se reconstruyó por Assarhaddon entre el 680-669 a.C. y Asurbanipal entre los años 668-626 a.C.; posteriormente por Nabucodonosor y su destrucción total fue debida al azote del rey persa Jerjes (Asuero) en el año 469 a.C.

Así pues el Etemenanki existía antes del reinado de Hammurabi (1792-1750 a. C.), en el poema de la creación de Babilonia, Enûma Elish, escrito poco tiempo tras el reinado de Hammurabi, se habla de Esagila, el templo de Marduk, edificado tras la nueva creación del mundo, pensándose que estaba edificado un siglo antes de escribir dicho poema, es decir, hacia el segundo milenio antes de Cristo.

Sobre el tiempo de su construcción podemos saber que Péleg (Khabor, la ciudad de Mari, en el Éufrates medio, o Phaliga en la época grecorromana) existió hacia el 2269 a.C. al 2030 a. C. Péleg significa “división”, debido a que “en sus días se dividió la tierra”, “la población de la tierra”, “de allí los había esparcido Yahveh sobre toda la superficie de la tierra”. En las tablillas de Sharkalisharri, rey de Akkad (sucesor de Sargón I), en tiempos de los patriarcas, se dice que se restauró una torre-templo en Babilum (Babilonia o Babel) y en los registros sumerios es Kadingira, o lo que es lo mismo: del acadio Babilum.

Una vez que la ciudad fue arrasada y la torre-templo casi destruida el tiempo sería su juez inexorable, las necesidades de elementos de construcción hizo que sirviera de improvisada cantera (como ocurriera con el revestimiento de la Gran Pirámide en la construcción de El Cairo) y quedó reducida a un “monte” que recordaba, lejanamente, el bello edificio que antaño allí se alzó, es la Historia y localización de la Torre de Babel o con los otros muchos nombres que esa misma Historia la ha querido esconder y recordar.