Los mejores expedientes X del misterio son los que guardan las fuerzas del orden público o que atesoran, como experiencia, algunos de sus agentes, hoy os quiero contar una de esas experiencias vivida en primera persona.

Por: Jose Manuel García Bautista

Hace pocos días hablaba con un buen amigo, con Álvaro Martín, de Onda Madrid, sobre un inquietante fenómeno que se recoge cuando se entrevista a testigos de fenómenos paranormales, es el fenómeno de las sombras.

En su nuevo libro «Más oscuro que la noche» (Guante Blanco) recoge un buen número de ellas en lo que supone un auténtico alarde de investigación de campo real, de aquella que no especula con el esfuerzo y que constituye el mejor trabajo al respecto sobre ello a mucha distancia de obras mediocres sobre esta materia.

El fenómeno de “sombras”

Quizás por ello, quizás por lo importante del mismo, hoy me atrevo a contarles una experiencia de un testigo -que no está en este libro- y que se encuentra en uno de nuestros edificios encantados sevillanos.

Hemos de desplazarnos al centro de la ciudad, al Ayuntamiento de Sevilla, donde, de nuevo, vuelven a resurgir los viejos fenómenos y fantasmas de su interior. En la más absoluta confidencialidad y decía uno de los policías de custodia que, habitualmente, se encuentran allí: «mira, esto es un sitio relativamente transitado y yo te suelo ver con los grupos de las rutas, yo mismo he estado en Madrid haciendo una de ellas, hace tiempo, con Jesús Callejo, un lujo, pero nunca se acaba de creer en esto, lo ves como una curiosidad, como algo imaginativo de la gente pero poco real, eso hasta que te toca…» me comenzaba diciendo.

«Yo sé que aquí han pasado cosas muy serias, en este edificio, de hecho hay compañeros y compañeras que me han hablado de ello y que, es cierto, que se escuchan ruidos raros pero que son crujidos, como pisadas, que yo, cuando estoy de guardia, atribuyo a cosas tales como el viejo artesonado de madera del sitio o a los techos, pero nunca a que haya fantasmas porque entonces apaga y vámonos… Así que se escuchan cosas y en los monitores crees ver sombras que se pasean por el edificio cuando aquí no hay absolutamente nadie, vuelves a mirar y ya no hay nada así que mejor no echarle cuenta» afirmaba.

Misteriosa presencia o fantasma
No obstante iba a suceder algo extraño una noche: «Hace unos meses acababan de salir dos compañeros, eran las once y pico de la noche, yo cogí y cerré la puerta y me puse en esta sala con los monitores. Entonces comencé a sentir ruidos en el pasillo. Como tengo la puerta de detrás abierta me asomé y no vi a nadie. Miré los monitores en general y nada. Seguí con mis cosas y entonces vi en el monitor este [señalándomelo] una especie de silueta, miré bien el monitor y allí estaba, pero no se movía, era como un bulto, una silueta. Me levanté y me fui para esa zona pero no vi a nadie, entre en la Sala Capitular y en otra sala pero nada, me fui a la zona de los servicios y ya allí note como hacía muchísimo frío, me dije «esto no es normal» y entonces cogí y me di la vuelta. Fue en ese momento cuando, detrás de mí, vi a una sombre de mi estatura, de un metro setenta y ocho o así, que impresionaba, además me dejó con muy poca fuerza».

Le pregunté: «¿Qué hiciste?» y me respondió: «Me encerré en el baño, por los menos 10 minutos, hasta que no hizo frío, entonces salí. Jamás me había pasado algo así, jamás había vivido algo así. Después de aquello te lo tomas de otra forma, vas con más recelo, todo te altera, sobre todo los ruidos en la noche. Solía escuchar programas de misterio pero ya ni eso, me impresionaría verlo de nuevo».

Vuelvo a preguntar: «¿Hay más compañeros tuyos que lo hayan visto?» y es contundente: «Sí, de hecho te diría que casi todos hemos escuchado hablar del fantasma del ayuntamiento, que muchos callan lo que han vivido por cierto temor a que no se les crea o se les pueda tomar a chufla pero lo cierto es que hay compañeros que si le tienen mucho respeto al sitio, yo el primero desde entonces».

Habla un policía local de Sevilla, un agente cuyos esquemas mentales se rompieron al ser testigo de lo imposible.