¿HUBO MUJERES TEMPLARIAS?

Por: Jose Manuel García Bautista

Las reglas de las antiguas órdenes monástico-militares eran muy estrictas, tanto que se castigaba con la muerte a aquellos que fueran en contra de las normas establecidas dentro de ellas.

Son los textos históricos los que nos indican que no hubo mujeres templarias entendiendo a tales como aquellas damas templarias instruidas en el arte de la guerra, por contra si existieron mujeres piadosas que seguían a los caballeros templarios y que se encargaban de la labores de enfermería, costura, ganadería y cultivos. Inicialmente se indica que eran monjas, religiosas, las ocupadas de ello y también existe la vía de entender a estas como colaboradoras de los caballeros templarios en tareas en donaciones y encomiendas. En una sociedad tan feudalizada y machista no era concebible de una mujer guerrera o “dama templaria” pues el único caso de mujer al mando de un ejército lo tenemos en Juana de Arco y la polémica le atenazó hasta la hora de su muerte. Otro ejemplo de cooperadora de los templarios lo tenemos en una dama de nombre Azalais, dama de Rosellón, que se entregó “en cuerpo y alma” a Dios y a la Santa Caballería de Jerusalén entregando para ello su feudo en Villamolaque.

Las cooperadoras templarias tenían una relación indirecta con el Temple pues se encargaban de tareas caritativas y de recolección de donativos entre los nombres, como el caso de Juana, viuda de Ricardo de Chaldefelde de Inglaterra, la cual entregó sus votos como dama ante el Archidiácono de Wilshire, o la religiosa madre Inés, abadesa de Camaldules de Saint-Michael del Erno que afilió su persona y su comunidad para ayuda de la Orden Templaria. Así pues tuvieron un papel de segunda línea pero nunca tomando armas.

No obstante hay un documento que habla del coraje de aquellas acompañantes de los templarios, es en la batalla de las Navas de Tolosa, en dicho documento, árabe, se puede leer: “los contingentes templarios lucharon con gran coraje estimulados por las hazañas de sus compañeras” (documento árabe del siglo XIII del cronista Ibn Abi Zar), aunque la realidad es que es puesto en duda o, tal vez, se refieran al empeño en sus otras tareas ya indicadas.

Las mujeres tenían un papel fundamental dentro de la escala de creencias templarias, la defensa y veneración de la Virgen María o María Magdalena era fundamental, así pues la posibilidad de la existencia de “damas templarias” es alta siempre y cuando se acepte que su papel no era el mismo que los caballeros así como sus funciones.

En la propia regla de los templarios existía un texto en el que, dentro de sus artículos, se podía leer: “(…) de ahora en adelante, que ninguna dama sea admitida como hermana en la casa del Temple (…)” esto da a entender que en los primeros años de existencia de la Orden pudo haber “damas” que realizaron diferentes labores teniendo la consideración de “afiliadas” pero nunca como parte de pleno derecho de la Orden.

Hoy día los historiadores especializados en las conocidas como “Damas Templarias” tienen pocas dudas que se trataban realmente de monjas viviendo al margen de los hombres y con los que no tenían, obviamente, contacto carnal, incluso no poder besar a un mujer bajo la pena de la expulsión de la Orden Templaria.

Hoy día es usual ver dentro de las diferentes órdenes neo-templarias a “damas” en sus formaciones, el tiempo ha modificado las normas internas y muchas de estas derivadas de aquellas de antaño han rectificado sus planteamientos. En la actualidad las mujeres también disfrutan de este afán por conocer más, y mejor, los secretos y vida de los Templarios.