FEOMENOS PARANORMALES UN UN PISO DE SEVILLA-ESTE

Cuando se habla de lugares mágicos o encantados pocos son los que piensan que en su vivienda, una casa de nueva construcción, podría suceder algo extraño. Pero en más ocasiones se las que se cree sucede eso mismos dando lugar a situaciones que pueden ser tan sorprendentes como trágicas.

Por: Jose Manuel García Bautista

Son las personas que viven en el interior de un inmueble los que, por algún motivo, perciben, un buen -¿o mal?- día- todo lo que ocurre en el interior de la misma, en el interior de su casa, y es donde comienzan los problemas, principalmente por qué nadie está preparado para vivir determinadas situaciones, menos aun las que tienen un carácter sobrenatural o inexplicable.

El caso que les quiero narrar es, precisamente, así: una familia que se traslada a un piso de nueva construcción en Sevilla, concretamente en el barrio de Sevilla Este, cerca de la concurrida avenida de Emilio Lemos.

Todo comenzó de la forma más insospechada, cuando la familia una noche se estaba preparando para descansar, cuando había llegado la noche, en ese momento la luz del piso comenzó a apagarse y encenderse, por lógica creyeron que se trataba del casquillo de la bombilla pero, lo curioso, es que el encender otra luz comenzó a hacer lo mismo, y la de una tercera habitación, como si estuvieran sincronizadas. Pensaron que podría ser un fallo general de la electricidad, tampoco le dieron más importancia pero… En muchas ocasiones, cuando menos importancia se le da a algo es cuando “ellos” llaman la atención.

Con la inquietud, o preocupación, por lo que sería la “avería” de la luz, se dispusieron a dormir y comenzó el “segundo acto” de esa demostración que, en la casa, sucedía algo extraño. Cuando apenas llevaban unos minutos en silencio, cada uno en su habitación –el matrimonio en el suyo y sus hijos en dos habitaciones separadas- se escuchó un tremendo estruendo en el salón del piso: “Era como si algo hubiera sido arrastrado y golpeado, creímos que podía ser en el piso de arriba o que se había caído una antena de la azotea pues mi piso es el último del bloque. Fuimos al salón y nos encontramos algo que no podíamos creer… El aparador, que pesa muchísimo había sido movido y nos lo habían puesto en medio del salón… Tal cual”, recordaba impresionado José Antonio, el cabeza de familia.

Rápidamente fueron a comprobar la puerta, que estuviera bien cerrada, y estaba perfecta pero una pregunta inquietante surgió: “¿Cómo y quién había movido el aparador?”. El padre dijo, por calmar los ánimos, que podría haber sido un terremoto y no lo habían notado al estar acostados pero sus hijos argumentaron que alguien, en la calle o en el mismo bloque, hubiera dado la voz de alarma. Y las preguntas seguían agolpándose sobre aquel hecho que para el que no tenían una explicación razonable.

Fenómenos paranormales en un piso en Sevilla Este

Prefirieron ir a dormir aunque tratando de saber qué es lo que había sucedido aquella noche en la que quedaron tan turbados ante lo incomprensible que había vivido.

En los días posteriores la situación no cambió demasiado, las luces seguían teniendo un comportamiento extraño, se escuchaban golpes extraños, pisadas, respirar, el televisor cambiaba sólo de canal y, lo más increíble, desaparecían objetos que aparecían –pasados lo días- en otros lugares teniendo la certeza de que nadie lo había cogido… ¿Cómo era posible?

“Una noche estábamos viendo la televisión, era una película de miedo, y los cuatro allí –los hijos tienen 16 y 19 años- comenzamos a pensar que lo que pasaba era lo mismo que nos pasaba a nosotros, era de una casa encantada donde se metían unos investigadores a resolver lo que pasaba. Al acabar nos miramos todos y dijimos que eso era lo que pasaba aquí. Para no llamar a nadie y parecer tontos lo que hicimos fue investigar el pasado del piso aunque era de nueva construcción y tardaron mucho en venderlo, hasta ahí llegamos”, decía nuestro testigo.

Miedo

Y fue con la intención de resolver el problema cuando se ponen en contacto con investigadores que sólo buscaban “pasar miedo” en su bisoñez o en “curanderos” que le vendieron mil productos tipo velones o plantas para quemar que no dieron solución.

Cuando pude ir a la casa me encontré un ambiente muy crispado –aunque satisfechos por “tener a Jose Manuel García Bautista allí”-, los nervios estaban ya perdidos y lejos de encontrar una solución cada uno parecía estar siendo influenciado por la misma casa, había mucha tensión, algunos lo llamarían negatividad, pero era evidente. Por todo ello decidimos quedarnos solos en la casa, que la familia saliera a dar un paseo y ordenar un poco sus ideas fuera de allí.

Las mediciones de campo electromagnético eran normales, el medidor de temperatura bajaba y subía, pero nada que se pudiera atribuir a algo paranormal… Cámaras que no registraron nada, valores térmicos de grabación que no delataban nada. Por todo ello lo mejor fue preguntar a los vecinos, uno de ellos nos puso sobre la pista del problema: “El piso ese costó mucho trabajo de vender, las parejas que llegaba a comprarlo no lo querían, o le ponían pegas o les daba mal rollo y se iban… Estuvo gente de alquiler pero duraban poco, además se escuchan porrazos que creíamos que eran peleas o algo pero cuando se subía a decir que no hicieran tanto ruido nos recibían en pijama y medio dormidos y decían que ellos no eran… Era todo muy extraño”.

La verdad era más extraña, parece que durante la construcción del piso los obreros de la obra que se encargaban de rematar los pisos, en un descanso para almorzar “realizaron una sesión de ouija dejando la sesión abierta y desde entonces pasan este tipo de cosas” nos decía otra vecina. Hubo una pregunta que realicé cuya respuesta fue más increíble:

-¿Por qué no advirtieron a los nuevos inquilinos?

-No es nuestro problema, igual a ellos no les pasaba nada.

Para tratar de solventar aquella situación se hizo una sesión de ouija donde se contactó con una pretendida entidad, de un fallecido, que habitaría en este piso, se le pidió que los dejara en paz, que abandonara la casa, que no los molestara y se cerró la sesión bien, con la fórmula correcta. Hay quién dice que una sesión de magia negra es similar a la ouija y que se quita haciendo otra, craso error que demuestra un gran desconocimiento…

Con las oportunas comprobaciones se determinó lo que pasaba y desde ese instante en el piso no ha habido más problemas, aunque todo es susceptible de cambiar… ¿Casualidad?