EL VESTIDO DE NOVIA ENCANTADO

Por: Jose Manuel García Bautista

Pudiera parecer el argumento de una moderna leyenda urbana pero lejos de todo ello nos encontramos ante una dura historia que tiene que ver con un céntrico establecimiento sevillano, un traje de novias y muchas ilusiones rotas de forma trágica… He escuchado esta historia a mil personas pero el testigo directo de ella no fue otro más que yo.

Nuestra paranormal historia comienza en el casco antiguo de la ciudad, en un escaparate lucía un extraordinario vestido de novias, los curiosos y las casaderas se paraban a admirarlo, sin embargo la cara de asombro de las personas –compradoras en potencia- contrastaba con la expresión que tenían las dependientas del lugar. Cariacontecidas asistían todos los días a un siniestro, casi cruel, juego con el otro mundo…

Aquel vestido de novia no debía estar en el escaparate, de hecho todos días se apresuraban a cambiarlo antes de la hora punta de clientes. Lo envolvían en su funda cuidadosamente y llevaban a la planta alta de la tienda donde había un pequeño almacén, misteriosamente aparecía de nuevo en el escaparate a la mañana siguiente.

No existían nuestras modernas cámaras de vigilancia –aún-, y tan sólo podían echar bajo llave aquel vestido y rezar porque no volviera a aparecer en el maniquí a la mañana siguiente. Pero todos los esfuerzos resultaban inútiles…Allí, cuando llegaban por la mañana estaba el vestido luciendo en el maniquí.

Nadie se explicaba cómo podía ser realidad aquella pesadilla. Una noche el propietario, ante el desconcierto y pavor de las empleadas, juró que “no pararé de quedarme aquí por las noches hasta que no descubra a quién pone ese vestido en el maniquí”. Así, aquella misma noche el propietario se quedó en la tienda, en el maniquí un vestido diferente, la noche transcurrió con normalidad, visitaba el escaparate con frecuencia y no sucedió nada extraño. Al llegar sus empleadas le dijeron: “¿has visto el vestido?” y éste, orgulloso, le dijo: “hoy no se movido del almacén”. Las chicas sonrieron con complicidad y cuando miró al escaparate, como por arte de magia, allí estaba el vestido maldito, el vestido encantado. Expuesto y luciendo con todo esplendor.

La expresión de aquel hombre era de horror, de espanto, juraba que no había sucedido nada y que toda la noche el vestido había estado bajo llave y el otro expuesto. Agarró unas tijeras y se dirigió al escaparate, con la intención de destrozarlo, de hacerlo jirones… Pero algo, una fuerza, una voz interior que no sabía explicar lo detuvo, e incluso le cogió miedo.

Aquel vestido no había ido su compradora a recogerlo, pese a estar abonado, hacía meses que debieron ir por él y, sin embargo, nadie apareció. Hicieron las oportunas llamadas telefónicas y dieron con la madre de la contrayente, de la bella joven que debía lucirlo.

Aquella llamada fue impactante y resultó determinante para entender lo sucedido: apenas un mes antes de la boda la chica, mientras conducía en dirección a Sevilla sufrió un terrible accidente de tráfico, como consecuencia de las heridas falleció apenas unos días después. La familia, con la lógica tristeza, no quiso volver a saber nada de aquel hermoso traje que debía lucir su hija en aquel día tan especial. Desde aquel mismo día los sucesos comenzaron a producirse en el interior del establecimiento.

El dueño, al enterarse de lo sucedido, comprendió la situación, aquella alma reclamaba lo que debió haber sido suyo y encargó que se entregara a la familia el traje de novia junto a un ramo de rosas blancas que simbolizara la paz en la que debía descansar la novia.

Desde ese mismo instante los fenómenos en el establecimiento desaparecieron y por fin ella, lució –aunque fuera en el más allá- el traje de sus sueños.

En no pocas ocasiones un fenómeno paranormal se materializa por circunstancias sentimentales o hechos que quedaron pendientes en vida, en esta ocasión algo tan importante como celebrar un matrimonio.