En los hospitales hay todo tipo de vivencias y experiencias que afectan a la persona, algunas –casi todas- en el terreno emocional pero otras, también, en lo paranormales. Hoy les cuento el caso de una enfermera que vivió, en primera persona, algo del todo punto inexplicable.

El fantasma de la monja del hospital Virgen Macarena

Siempre he dedicado un especial interés por todo lo que de extraño sucede en un hospital, obviamente hay grandes dificultades para investigar en su interior, pero siempre hay testimonios que tienen una notable importancia.

Uno de ellos es el que me confesaba una celadora, a la que llamaré maría (no es su nombre real), y me decía: “Hola José Manuel te escribo porque llevo rondando en la cabeza algo que vimos mi compañera y yo en el 2017 en la planta de “nefro” del Macarena”.

Intuyendo que era un tema de tipo paranormal quise que me explicara su experiencia, ella me decía: “nos llamaron para hacer algo, somos celadoras y fuimos juntas, cuando íbamos entrando por la planta vimos a una monja de blanco con la cofia de las antiguas de las que van para arriba. Era como la vida misma, muy real, le dijimos “buenas tardes” pero ella siguió para delante. Al principio no le di importancia pero miré para atrás y ya no estaba, mi compañera y yo nos reíamos por ver a una monja así aunque con la extrañeza pues no creo que existan ya esos atuendos. Así que he estado mirando si aún hay monjas que lleven ese tipo de cofias, pero sólo veo las antiguas, como la de la foto que te he mandado sino que estaba toda de blanco” me explicaba.

“Llevo trabajando de celadora desde el año 1998 y he recorrido todos los hospitales de Sevilla, me encanta el misterio pero nunca me ha sucedido nada hasta aquel día y después vendrían mas sucesos en otros hospitales. Sería sobre 2017, un verano que mi compañera, que no quiero decir su nombre porque aún sigue allí trabajando, nos tocó trabajar en la planta séptima del Macarena por las tardes todo el verano, una planta donde se trabaja muchísimo… Bueno, sería la tarde-noche cuando estábamos en el retén de celadores y nos llamaron de la séptima, de Nefrología, y cogimos el ascensor para ir a la séptima planta, salimos y en el momento que estábamos entrando en “nefro” por el pasillo vemos una monja totalmente de blanco, joven y con una cofia/toca de las antiguas, lo curioso es que iba sola cuando se sabe que normalmente las monjas suelen ir siempre acompañadas, de dos en dos, o incluso tres, pero esta iba sola y me sorprendió el blanco que irradiaba y, sobre todo, la cofia antigua de las que suben para arriba, lo primero que salió de mi boca fue “¿Esta de donde viene, del pasado?” “decía.

“¿Tu cómo la veías?” incidí. Mi testigo me decía: “Yo la veía como otra persona pero sí que es verdad que la saludamos y no nos dijo nada, mi compañera y yo nos miramos y dijimos «Qué saboría», iba de blanco, joven y con la mirada fija hacia adelante, yo creía totalmente que era una persona física. Bueno la verdad que en ese momento me quede un poco rara al mirar para atrás a ver dónde iba ya no estaba, en el mostrador le comenté a las enfermeras pero nadie sabía nada y mi compañera y yo les dijimos “pues os la habéis perdido, porque parecía de película de las antiguas», la verdad es como si hubiéramos visto una imagen del pasado en el presente aquel”.

Además añadía: “Está semana pasada estuvimos comentando, en el hospital donde trabajo ahora, sobre las monjas y saltaron con lo de las cofias antiguas y yo les comenté que vi en Sevilla a una a lo que mi compañero dijo «pero eso es imposible ya no visten así«. Incluso nos reímos porque me dijo que si veía una así saldría a toda leche de ahí. Me quede un poco pensativa porque cuando ocurrió sí que me quede un poco rara como que no era normal lo que vi, pero no eché caso hasta esta semana atrás que he estado buscando por internet algún convento que aún lo lleve y nada… Entonces: ¿Qué vi yo allí? Y caminaba sola, de blanco radiante, mirada para adelante”.

Sobre otros hospitales donde también ha trabajado me indicaba: “En el hospital de Valme lo único que te puedo contar es el ascensor que siempre estaba de arriba a abajo solo y estoy hablando del verano del 2000. Es un ascensor que siempre ha dado problemas y una compañera si me contó que vio a la matrona que se aparece allí. Ya te digo ese ascensor siempre ha sido muy misterioso. En el hospital que trabajo ahora pasó una noche que me llaman de “neonatos” para bajar un exitus a las cámaras, la supervisora y yo cogimos al chiquitín y el mortuorio está en el sótano en anatomía patología y el seguridad nos abrió, todo oscuro y a nuestro paso se encendían las luces del pasillo hasta la puerta del mortuorio, abrimos y pusimos al pequeño en el frigo, que penita, y cuando fui a poner su nombre en la pizarra, escuché claramente un lamento de mujer miré a la supervisora pero ella no se inmutó no lo escuchó así que cerré el frigo y otra vez el lamento de mujer, allí no había nadie solo la supervisora y yo y todo estaba cerrado, era de noche en anatomía patológica que esta siempre a las desconectado del resto del hospital”.

Experiencias en hospitales, “contenedores de emociones”, a los que el investigador suele llegar tarde siempre pero que siempre nos quedan este tipo de testimonios, fuera de toda duda e impresionantes. ¿Quién los pone en duda?