Nos adentramos en el mundo de lo paranormal para explorar los misterios que rodean a un parque de atracciones abandonado en esta provincia andaluza
Nuestra historia comienza en la provincia de Málaga donde yace, majestuoso y desolado, un parque de atracciones abandonado muy conocido. Hace años, este lugar solía ser el destino favorito de las familias para refrescarse y disfrutar del sol. Sin embargo la situación económica llevó a su cierre. Desde entonces, los rumores de sucesos paranormales han rodeado a estas instalaciones abandonadas, convirtiéndolo en un imán para los aficionados a lo sobrenatural y los valientes buscadores de emociones fuertes.
Nuestro equipo de investigación se adentró en este parque con la esperanza de descubrir si los espíritus juguetones realmente rondan sus instalaciones.
Nuestro primer encuentro con lo paranormal ocurrió en el vestuario, donde juramos haber escuchado risas infantiles y el chapoteo de agua, a pesar de que el lugar estaba completamente desierto. ¿Serían los espíritus de los niños que una vez disfrutaron en este parque? Quién sabe, pero lo que sí sabemos es que nuestros pelos se erizaron más que si nos hubiéramos zambullido en una piscina llena de anguilas eléctricas.
Decidimos adentrarnos en el corazón del parque y mientras explorábamos los vestigios de lo que alguna vez fue una atracción impresionante, escuchamos un sonido inquietantemente similar al de niños riendo, o un niño riendo y chapoteando en el agua, que tenemos captado incluso en audio. Sin embargo, al girarnos para buscar la fuente de tan perturbadores sonidos, solo encontramos silencio y la mirada vacía de una estatua de un delfín que parecía observarnos con ojos burlones.
Nuestra siguiente parada fue la piscina o estanque donde se podía pasear con barcas a pequeño motor, donde según nos relatan, se han visto sombras misteriosas moviéndose. Armados con cámaras y linternas, nos dispusimos a buscar evidencia de esta actividad paranormal. Sin embargo, lo importante que encontramos no fue exactamente lo que esperábamos. Mientras investigábamos nuestras cámaras captaron un extraño destello en el agua verde y estancada, seguido por un chapoteo repentino.
Todos nos miramos unos a otros con los ojos como platos, preguntándonos si habíamos capturado a un fantasma en acción. Sin embargo, cuando revisamos las imágenes con detenimiento, descubrimos que el «fantasma» no era más que un reflejo en el agua y el chapoteo, simplemente el resultado de una rana un tanto despistada que había decidido hacer de las olas su nuevo hogar.
Después de este pequeño susto, nos dirigimos hacia los vestigios de la zona de comida rápida, donde se dice que los empleados desaparecieron misteriosamente durante la noche del cierre del parque, perteneciendo esto a la leyenda urbana del lugar, obviamente. Mientras explorábamos entre las mesas oxidadas y los puestos de comida abandonados, escuchamos un murmullo siniestro.
A pesar de estas falsas alarmas, y cuando nos preparábamos para abandonar el parque, nos topamos con un fenómeno verdaderamente desconcertante: una figura transparente que se deslizaba por el borde del estanque. Con los corazones latiendo a mil por hora, nos acercamos con cautela, esperando capturar evidencia irrefutable de la existencia de un espectro. Al llegar no era nada que pudiera explicarlo. Entre figuras, pizas metálicas y reflejos la investigación estaba resultando desconcertante pero los registros sonoros son inexcusables.
No nos resistimos a visitar la «Casa del Terror», aunque dista ya mucho de lo que era y no había nada de paranormal en ella salvo el recuerdo de lo que fue.
En este parque, en el Tívoli, que muchos tienen en mente, se disfrutó mucho de sus atracciones pero también hubo incidentes que pudieron haber dejado una huella, una carga en él que ahora se esté manifestando.
A pesar de que no encontramos pruebas concretas de actividad paranormal en el parque abandonado, nuestra aventura nos dejó con una pregunta persistente: ¿qué es lo que atrae a tantas personas hacia lugares como este en busca de lo inexplicable?
Tal vez sea la emoción de lo desconocido o simplemente el deseo de encontrar un poco de magia en un mundo cada vez más racional. Sea cual sea la razón, una cosa es segura: la combinación de lo sobrenatural y lo ridículo nos ofrece una experiencia tan entretenida como desconcertante, una palabra que se repite mucho cuando se habla o se visita este lugar.