En muchas ocasiones se producen hechos que no saben explicar, uno de ellos tiene que ver con una sesión de ouija donde, en tres ocasiones, se produjo un «contacto» con algo que acertó con la vida de personas que estaban observando el desarrollo de la misma.

Impactante sesión ouija en la ‘Casa Amarrilla’

Siempre suelo decir que no me gusta saber nada de la vida de las personas que vienen, invitadas, a una investigación en algún punto de Andalucía o de la provincia de Sevilla cuando se es más restringido. Uno de esos hechos sucedió en la llamada «Casa Amarilla».

En un entorno de una casa abandonada que denota que tuvo un esplendor pasado, se realizó una investigación en la que, para finalizar, se produjo un hecho que resultó sorprendente: decir fragmentos de la vida de tres personas que participaban y de las que no teníamos conocimiento.

De esa forma comienza una experiencia increíble. En esa fase de contacto (de la que hay un vídeo con las impresiones y sorpresa de los participantes), se comenzó indicando si había alguien con nosotros, «alguien» de otro plano. En ese momento indicó, deletreando, un nombre: Antonio.

Una persona que nos acompañaba dijo: «Yo me llamo Antonio» y le indicó que era su abuela, entonces comenzó a deletrear: «Tu vida», «trabaja», «enderézate» y un contenido de tipo personal que nos sorprendió mucho a todos. Antonio, visiblemente emocionado, le consultamos: «¿Coincide en algo contigo?» y su respuesta fue contundente: «Coincide en todo. Es mi abuela que siempre estaba muy pendiente de mí y ahora que me falta ella, pues esto me demuestra que sigue conmigo. Yo tengo una circunstancia personal difícil, he perdido el trabajo, a mi mujer… Coincide todo». Es triste escuchar esto pero, ante todo, reconforta saber que tiene tiempo, ganas y vida para poder tener la vida que debe tener.

Más casos

La segunda oportunidad que se establecer el contacto en con una chica llamada Cristina, dijo su nombre y que era un «familiar», entonces deletreó la palabra «indecisión» y «hazlo», ella asentó con la cabeza y dijo: «cuadra perfectamente» sin hacer más alusiones a lo que se podría referir y que está dentro de la lógica privacidad de la persona.

La tercera participante estaba observando la sesión cuando deletreó el nombre de «Fati» (Fátima), entonces indicó que era la abuela, que las cuidaba, a sus hijas, a «mi Espe» y que estaba con ellas. La escena de emoción fue indescriptible.

Son hechos que hay que vivirlos para, realmente, comprenderlos y saber el alcance que tiene cada uno de ellos sabiendo de la realidad de un fenómeno que no llegamos a explicar.