En ocasiones los fenómenos paranormales son extraordinarios y pueden surgir en el momento más imprevisto e inesperado, incluso cuando se ha producido la defunción de una persona querida, es el caso que les quiero hoy contar.

Experiencia paranormal tras una defunción y la ‘no conciencia de muerte’

Mi testigo se llama Rocío y prefiero que sea ella quién les cuente su historia. Me escribía un correo electrónico contándomelo todo y autorizándome a hablar de ello públicamente. En su correo me decía:

“Me gustaría explicarle lo que me sucedió en el año 2000. El día 13 de julio fallece mi padre. Tenía cáncer y murió en el hospital. En cuanto nos llamaron, fuimos y ni me atreví a entrar en la habitación a verlo.

El vivía conmigo y tenía sus rutinas… Desayuno, café, ducha, etc., y esa noche que murió, después de velarlo nos fuimos a casa a dormir para ir al día siguiente bien temprano a la sala de duelo del hospital. Yo tuve que dormir a base de pastillas pero a eso de las 6 de la mañana me despertó el ruido inconfundible que hacía mi padre dando golpecitos en el lavabo con la maquinilla de afeitar. Me levanté pensando que no había muerto, que había sido una pesadilla mía y que él estaba en casa pero no era así. Me levante y el baño estaba apagado pero olía a su colonia y al ir a la cocina olí perfectamente el cigarrito que se fumaba después del café”.

El recuerdo impresionante y la estremecedora vivencia continuó: “para mí fue su muerte algo muy muy duro porque lo adoraba. Al mes nos mudamos ya que habíamos comprado un piso muy grande en Mairena del Aljarafe y ya estaba terminada la obra. Pero a los pocos días, me desvelo de madrugada y vi al lado de la cama una figura de luz muy potente. No era una forma clara pero percibí la cabeza un poco ladeada como el gesto que él hacía algunas veces. Mire un rato y me entró un sueño profundo. Creo que vino a decirme adiós…” confesaba Rocío.

Inquieta me preguntaba: “¿Qué pudo ser? Las dos ocasiones estaba totalmente despierta, no era un sueño…”. Finalizaba.

Mi respuesta fue: “perfectamente puede ser, Rocío, a mi me pasó algo así con mi madre. Oler ese olor típico de la persona es un fenómeno llamado clariesencia u osmogénesis, y los golpecitos es una forma de alertar de la presencia, son raps o mimofonías. Cuando una persona muerte esta unos días en su casa, se le llama «conciencia después de la muerte» y en el que el vestigio energético de esa persona está en ese lugar porque desconoce de su fallecimiento. No es un sueño”.

Impresionante, ¿verdad?