EL CAMINO MOZÁRABE DE SANTIAGO

Uno de los principales «Caminos» que tiene el Camino de Santiago es el que parte desde Sevilla por la Vía de la Plata, el llamado Camino Mozárabe.

Por: Jose Manuel García Bautista

Se trata de unas de las rutas más largas que podemos encontrar y que recorren la Península de sur a noroeste recorriendo tierras andaluzas, extremeñas, castellanas y gallegas para concluir en Santiago de Compostela.

La ruta de la Vía de la Plata nace en la Catedral de Sevilla, con todo su valor y simbología, sólo hay que seguir las flechas amarillas para dar con el camino que te debe llevar a Triana, de allí a Camas y comenzar a vivir una experiencia mágica y única.

Se trata de una ruta muy larga y exigente, sufriendo el rigor de las temperaturas y que cada año suelen hace más de 4000 peregrinos.

Las etapas
■ Etapa 1 (Partes de la provincia de Sevilla): Sevilla – Guillena (22,7 km)
■ Etapa 2: Guillena – Castilblanco de los Arroyos (17,5 km)
■ Etapa 3: Castilblanco de los Arroyos – Almadén de la Plata (29,3 km)
■ Etapa 4 (Provincia de Badajoz): Almadén de la Plata – Monesterio (34,5 km)
■ Etapa 5: Monesterio – Fuente de Cantos (21,6 km)
■ Etapa 6: Fuente de Cantos – Zafra (24,6 km)
■ Etapa 7: Zafra – Villafranca de los Barros (19,2 km)
■ Etapa 8: Villafranca de los Barros – Torremejía (27 km)
■ Etapa 9: Torremejía – Mérida (16 km)
■ Etapa 10 (Provincia de Cáceres): Mérida – Alcuéscar (36 km)
■ Etapa 11: Alcuéscar – Cáceres (38,2 km)
■ Etapa 12: Cáceres – Embalse de Alcántara (33,4 km)
■ Etapa 13: Embalse de Alcántara – Grimaldo (20,9 km)
■ Etapa 14: Grimaldo – Carcaboso (30,8 km)
■ Etapa 15: Carcaboso – Aldeanueva del Camino (38,6 km)
■ Etapa 16 (llegas a la provincia de Salamanca): Aldeanueva del Camino – La Calzada de Béjar (22,2 km)
■ Etapa 17: La Calzada de Béjar – Fuenterroble de Salvatierra (20,2 km)
■ Etapa 18: Fuenterroble de Salvatierra – San Pedro de Rozados (28,6 km)
■ Etapa 19: San Pedro de Rozados – Salamanca (23 km)
■ Etapa 20 (Provincia de Zamora): Salamanca – El Cubo de la Tierra del Vino (36,4 km)
■ Etapa 21: El Cubo de la Tierra del Vino – Zamora (31,8 km)
■ Etapa 22: Zamora – Montamarta (18,6 km)
■ Etapa 23: Montamarta – Granja de la Moreruela (22,9 km) Se puede continuar por el Camino Sanabrés

■ Etapa 24: Granja de la Moreruela – Benavente (27,2 km)
■ Etapa 25 (Provincia de León): Benavente – Alija del Infantado (20,5 km)
■ Etapa 26: Alija del Infantado – La Bañeza (22,1 km)
■ Etapa 27: La Bañeza – Astorga (24,2 km)

Se continuaría por el denominado como Camino Francés hasta llegar a Santiago de Compostela.

Al Camino Mozárabe se le conoce también como Camino de Santiafo Sanabrés y era muy transitado en la Edad Media enlazando con las más importantes ciudades. Los caminos más meridionales unen las ciudades de Almería, Granada, Málaga y Córdoba con Mérida, donde continúan el camino por la Ruta Jacobea de la Vía de la Plata.

Hay un trazado desconocido e importante que es el que une Córdoba con Granada y es llamado Ruta del Califato.

Orígenes de la catedral de Santiago de Compostela
Los orígenes de la catedral de Santiago de Compostela son curiosos y evocadores de otros tiempos donde la construcción de este tipo de edificios iba más allá de la fe…

En época medieval comienza a elevarse, en su actual ubicación, lo primero que se tiene en cuenta es su orientación, una orientación exacta norte-sur. El lugar era el primitivo templo u oratorio que mandó construir el rey tras indicarle el lugar con los tres cuerpos hallados –entre ellos el presunto cuerpo del Apóstol Santiago- el obispo Teodomiro. Aquel oratorio era pequeño, practicado en barro cocido y mampostería. Las continuas peregrinaciones hicieron que allí se edificara algo más importante pues la afluencia de fieles era masiva y de gran importancia. Ya en las cercanías había otros tempos como el oratorio de Santa María de Corticela, el templo de El Salvador y el baptisterio de San Juan; todos ellos se fueron añadiendo al oratorio sobre el año 899, teniendo como rey a Alfonso III.

La catedral tiene diferentes zonas de interés que conviene conocer como la Cripta que fue obra del maestro Mateo y construida en el año 1168. Está repleta de simbolismos: capiteles con decoración vegetal, bóvedas con dos ángeles que representan la Luna y el Sol en clara alusión la bóveda celeste, al cielo, la Gloria, la noche y el día con su dualidad, el lado femenino y lo masculino, lo positivo y lo negativo.

A tener en cuenta
El caminante jamás se perderá en el Camino de Santiago, tiene una ayuda fundamental que si conoce su código sólo tiene que seguir: las flechas amarillas. No, no estamos ante el marcaje de una zona de obras, son las flechas amarillas, pintadas, en azulejos, más o menos perfectas las que nos van a decir la dirección a seguir para hacer el Camino de Santiago.

La primera persona que comenzó a pintarlas fue el padre Elías Valiña en la década de los 70 dentro de lo que es una de las rutas como el Camino Francés y que tenía como misión llegar a Santiago de Compostela.

La Concha o Vieira es otro de los elementos imprescindibles y reconocibles del Camino de Santiago e inherente al mismo desde sus comienzos. La Vieira está reflejada en otro símbolo como es el Códice Calixtino, se entregaba a los peregrinos que llegaban a la ciudad compostelana y la representación de los diferentes Caminos que llevan a Santiago teniendo una función práctica su uso pues servía para beber acercando el agua a la boca del sediento o de tomar los alimentos.

Igualmente se dice que puede ser el símbolo de Venus pues representa la resurrección del peregrino que se despoja de todo lo malo.

Parte importante del Camino de Santiago son los hitos que marcan la dirección y la distancia. Se les conoce como mojones y son muy variados pero todos vienen a indicar lo mismo. Muy característicos son los de granito con la vieira esculpida y la flecha orientativa aunque la dirección siempre la marca el nacimiento de la misma, sólo hay que saber ese detalle para orientarse con facilidad.

Símbolos compostelanos
En Santiago de Compostela podemos encontrar diferentes signos y símbolos cuyo significado hemos de conocer. Se encuentran en puerta, dinteles, arcos, monasterio, la Universidad, la catedral y va más allá de un simple motivo decorativo:

Escudo con cinco estrellas: era el escudo de la familia Fonseca, fundadores de la Universidad; las estrellas pueden ser de seis a ocho puntas.

La Cruz de Malta y las barras: donde encontramos estos escudos son referencia de su otrora propiedad por parte del convento de Santa María la Real de Conxo.

La Cruz Potenzada integrada en un círculo: indican que la casa que tiene este escudo es propiedad del Hospital Real, hoy Hostal de los Reyes Católicos.

La Cruz de Calatrava: indican que es propiedad del convento de San Domingo de Bonaval, fundado por Santo Domingo hacía el año 1219.

Igualmente podemos encontrar otras formas representativas como:

Una paloma: es una alusión a la Santísima Trinidad; además puede ir acompañada por las letras S PV S, correspondencia con un lugar especial de la catedral de Santiago: la capilla del Santo Espíritu. Todas las casas que tenía una paloma grabada eran de su propiedad.

Un pino: si encontramos un pino grabado en un inmueble nos indicará que pertenecían a San Martiño Pinario; si va acompañado de las letras S y M significa San Martiño.

Una concha: allá donde encontremos la típica concha compostelana lo indicará que el inmueble fue propiedad de la iglesia compostelana, puede ir acompañada de las letras S y T que significa, o hace alusión a Santiago.

La simbología del juego de la oca y el Camino de Santiago
El juego de la oca es otro ejemplo de juego iniciático, tan cargado de significado y simbolismo que aún sigue siendo estudiado y quizá del que más se conoce su vertiente más o menos oculta.

Se dice que su origen está en un juego egipcio llamado Mehent, el Juego de la Serpiente, en el cual el jugador emprendía el camino de la salvación, según unas teorías, o repasaba el calendario lunisolar según otras. Una curiosidad sobre este juego: fue erradicado de Egipto sobre el 2000 a. J.C. nadie sabe realmente por qué, aunque se cree que pudo verse como una ofensa para los dioses. Continuó usándose en otros países como Creta y Chipre y curiosamente volvió a jugarse en Egipto hacia el 700 a. J.C. Sea como fuere, la cuestión es que en cuanto a forma, es la base de la oca: una serpiente enroscada dividida en casillas, cada una con una simbología icónica.

Tal vez nuestros lectores no sepan que la oca era venerada en Egipto, ya que se consideraba el ave de la vida primordial que había puesto el huevo cósmico de donde vino Ra, el sol, la luz de la vida. Tomando ese punto de partida, los intelectuales, letrados y estamperos del occidente medieval transformaron los símbolos del juego egipcio de la serpiente y los sustituyeron por símbolos típicos de la edad media.

El jugador emprende un recorrido que consta de siete ciclos con nueve pruebas cada uno para un total de 63 casillas. Las ilustraciones muestran retos los que nos somete la vida y aunque este sentido se pierde un poco en la mecánica del juego, hay quien lo ha llevado a la realidad. De hecho, si nuestro lector recuerda el concurso televisivo que Emilio Aragón y Lydia Bosch popularizaron en los 90, iba muy en esta línea de las pruebas reales: los concursantes debían realizar afrontar todo tipo de desafíos, a veces bastante desagradables, era la parte escatológica del concurso.

Si, además, ha hecho el Camino de Santiago, es probable que oyera hablar de la relación esotérica entre la peregrinación y dicho juego. Sobre el valor simbólico de las Ocas como animal sagrado se ha escrito mucho y diverso. Diremos que hay 13 en el tablero y ya se sabe que el 13 es un número especial. Las Ocas fueron consideradas desde la antigüedad el paradigma de la sabiduría. Se basaba la creencia en que las Ocas eran las guías sagradas enviadas por los dioses para aconsejar al ser humano a través de sus cantos. Del mismo modo, guiarían al peregrino.

No obstante, estaríamos hablando no del Camino Francés actual, sino del antiguo camino romano, antecedente del medieval y que iba del Cabo de Creus hasta el Cabo Turiñán en el Atlántico. Esta ruta es anterior a la cristianización y recibía la denominación de “El Camino de Iago”, “Callis Ianus” o “Vía Ianua”. El nombre de Iago, antecedente del de Sant-Iago, es una vulgarización del nombre del dios latino Ianus: el dios de los comienzos y los finales, de las puertas. En ese sentido, volvemos a la concepción de la vida como un camino con un principio y un final, un camino de aprendizaje interior.

Quizá alguien le ha contado a nuestro lector que este juego lo inventaron los Caballeros Templarios y que en él encerraron sus conocimientos. Incluso puede que le contaran en alguna ocasión, que en el tablero se esconden claves cabalísticas e incluso el plano de algún oculto tesoro, si bien los intentos de identificar casillas y lugares geográficos han fracasado por no guardar una métrica identificable que pueda identificar de forma inequívoca las casillas con los lugares a los que corresponden de forma exacta. A menudo, entendemos la palabra tesoro como algo material y en seguida visualizamos grandes montañas de oro al más puro estilo de la película “La Búsqueda”. Sin embargo, tal vez deberíamos plantear ese tesoro como el acceso al conocimiento y en ese sentido, el Camino de Santiago ha sido detalladamente retratado como un camino de búsqueda y encuentro con uno mismo, de autoconocimiento.

Hay quien dice que el juego de la oca a través de los símbolos que lo forman, agrupados en 7 ciclos, todos con su propio significado, puede revelarnos información de utilidad sobre nuestro futuro inmediato y sobre nuestra evolución personal. Cualquiera que sea la opción que se escoja como buena, la idea que subyace es siempre la misma: un viaje a través de la vida, con sus fases positivas y negativas, con momentos en los que es más fácil avanzar (de oca a oca y tiro porque me toca) y momentos en los que un error nos llevará directos a la cárcel en espera de que otro jugador nos rescate. Ni más ni menos que como la vida misma.

Enigmas eternos, enigmas compostelanos para un viaje al corazón de nosotros mismos y, también, de la simbología oculta, y enriquecedora, que esconde el lugar.