REFLEXIONANDO SOBRE LA INVESTIGACIÓN PARANORMAL

Por: Jose Manuel García Bautista
En muchas ocasiones tengo la oportunidad de hablar con personas interesadas en el mundo de la investigación paranormal y en investigar en lugares presuntamente encantados. De esas conversaciones me llama algo la atención: en muchos de ellos –no todos- la visión paranormal es la primera en ser contemplada cuando lo lógico es que sea la última en contemplarse.

La máxima de un investigador, o aspirante a ello, está en buscar la explicación a un caso, una explicación lógica y racional que tenga argumentos, razonamientos y “pruebas” para explicar lo que sucede en un determinado lugar aquejado de esa supuesta actividad paranormal.

El investigador debe ir en varias ocasiones al lugar, hacer un seguimiento que se puede alargar semanas o meses –hasta años- y tratar de captar el fenómeno para ser analizado. Captado por medios objetivos tales como cámaras de vídeo, grabadoras de audio, medidores profesionales y otros mecanismos que ayuden, dentro de una objetividad científica, a resolver el caso que se investiga (aparte de este apartado quedan aparatos como Spirit Box, Ovilus y demás). Controles de humedad, temperatura, posibilidad de incidencia de ultrasonidos e infrasonidos, sugestión, psicología, etc… Todo puede servir para desentrañar un caso allá donde la razón dice que el fenómeno paranormal debe ser el último en ponerse sobre el tapete para explicar un caso.

Otro punto importante es saber la diferencia entre aquellos casos que son testimoniales a aquellos que han sido investigados: los testimoniales son aquellos que por imposibilidad de investigar en un sitio determinado (por haber sido derribado, por no obtener los permisos o autorizaciones, etc…) se apoyan siempre en la documentación y testimonios que facilitan los testigos. Casos que siempre orbitan en torno al testigo y a la credibilidad de su testimonio, siendo cronistas de su particular realidad y siendo el investigador sujeto de ser engañado… o no. Casos muy importantes en la Historia de la Parapsicología se han mostrado de esta forma, otra cosa es que aquel que lea sepa diferenciar donde comienza la labor del cronista y acaba la labor del investigador.

En los casos investigados es vital poder realizar investigaciones en diferentes horarios y épocas para determinar la incidencia de temperaturas, horas, niveles y ruidos. Todo esto requiere de constancia y de tiempo así como poder hacer un exhaustivo seguimiento. Pero siempre teniendo en cuenta que si un testigo indica que vive “fenómenos extraños” por lo vivido hemos de ser nosotros los que dejemos en cuarentena esa valoración y se trate de investigar las causas que lo pudieran provocar, primero las normales y luego, cuando no hay argumentos, la inexplicable, siempre debe ser la última.

En muchas ocasiones los intereses hacen que se niegue un fenómeno cuando este es real y se está produciendo y, en otras, se afirme un fenómeno allá donde no ocurre nada, por ello debemos ser siempre objetivos y nunca dejarnos llevar por el presunto misterio sin una amplia investigación que determine lo que sucede sabiendo que todo puede tener una explicación. El fenómeno paranormal es atemporal, no tiene reloj, se puede manifestar a un investigador y a otro no, uno puede captar “algo” y otro no y no por no captar nada significa que allí no pasa nada, sólo que ese investigador esa noche no ha captado nada, no siendo suficiente para negar un fenómeno… Pero aquel que lo capta tampoco puede aventurarse desde primera hora a decir que ha captado lo paranormal. Es la única forma de dignificar el misterio y la investigación.