NO&DO, EL JEROGLÍFICO DE SEVILLA

Por: Jose Manuel García Bautista

No pasa desapercibido al viajero que llega a nuestra ciudad un enigma casi eterno que guarda en sus entrañas una hermosa historia. Es uno de esos misterios que rodea a la ciudad y que está presente en cada una de sus calles, en cada uno de sus rincones y en cada uno de sus habitantes siempre está presente. Por que en Sevilla llama la atención un raro acertijo que tiene el privilegio de fundirse en el corazón grana de esta ciudad.

Es la leyenda del NoDo o del No8Do y es que cuando reinaba Alfonso X, apodado “El Sabio” por su notable cultura e interés por las letras, el pueblo se debatía en un descontento generalizado, como todo en la vida aquel rey instruido tenía valedores y detractores y así se dividían en los partidarios del rey Alfonso X y los propios del príncipe Sancho que recibía los apoyos e influencias, casi cainita, de Doña Violante, madre de Don Sancho y esposa del rey.

En esta lucha el ejército de Don Sancho ganó gran parte del territorio deteniéndose en Sevilla, lugar donde Alfonso X encontró su refugio siendo protegido por el pueblo sevillano. El rey, hombre culto y agradecido, amante de los criptogramas y jeroglíficos, concedió a esta ciudad un lema formado por las sílabas “NO” y “DO”, siendo unidos ambos por una madeja en forma de ocho, quedando así: “NO8DO”. A todos sorprendió aquel regalo del rey pero nadie lograba descifrar su significado. Así la lectura del criptograma de Sevilla, de su “No8Do” sería: no madeja do, expresión que daría paso a la frase: no me ha dejado, y es que Sevilla no abandonó al viejo rey mostrándole toda su fidelidad. Corría el año 1283.

Sin embargo hay otras corrientes de opinión en torno a la naturaleza y origen de este criptograma simbólico de la ciudad, el escritor y economista Emilio Carrillo señalaba a este respecto: “extraña que en una ciudad tan fiel a sus tradiciones haya habido tan pocos estudios relacionados con el NO8DO. Sin dudas se debe a que la ciudad ha aceptado sin muchas discusiones la leyenda del no-madeja-do de Alfonso X El Sabio”.

La primera referencia histórica que se tiene al respecto se fecha en 1588 de la mano de Argote de Molina para seguirlo en tal cometido informador el presbítero de la Catedral de Sevilla, Fernando de la Torre Farfán o con posterioridad el cronista Diego Ortiz de Zúñiga. La reproducción más antigua del emblema de la ciudad se conserva en la Sala de Plenos del Ayuntamiento y está fechada en 1533.
Para Emilio Carrillo hay constancia documental que el símbolo estuvo presente en otros edificios más antiguos pero que desaparecieron con el paso del tiempo. En 1438 se podía encontrar en el Cabildo Viejo de la ciudad. En las propias palabras del estudioso habría que añadir: “es muy extraño que hasta 1588, cuando Argote de Molina lo cita en un escrito, no haya ningún historiador que hable del NO8DO, lo que pone de manifiesto que la leyenda del no-madeja-do es una reinterpretación del símbolo”.

En su opinión, y tras los concienzudos estudios realizados sobre el No8Do,
se creó aproximadamente sobre 1434, indagando en la historia de Sevilla se logra acotar el periodo comprendido entre 1248 y 1434 , curiosamente la primera de las fechas se corresponde cuando Fernando III El Santo conquistó la ciudad siendo el símbolo creado en algún momento entre ambas fechas teniendo dos hipótesis: la primera de ellas vendría a explicarlo como símbolo de unión que congregó a todas aquellas personas que apoyaron a Alfonso X en la Guerra Civil contra Don Sancho. La segunda de las hipótesis vendría a explicarlo bajo la obsesión de Alfonso X por convertirse en el emperador del Imperio Sacro Romano Germánico luchando por ello entre 1254 y 1275. El No8Do representaría la unión de esfuerzos y voluntades en torno a Alfonso X como candidato a emperador creando un emblema que simboliza a todas aquellas personas que le apoyaban. Aquel criptograma mítico habría sido creado hace más de siete siglos siendo Sevilla la ciudad con el símbolo más antiguo del mundo.

Sea como fuere, auténtica una leyenda o auténtica la nueva hipótesis planteada, algo si hay de cierto en todo ello: Sevilla es una ciudad leal, cualquiera que sepa ganarla de esta o de los sevillanos, y no la traicione, tendrán siempre un brazo amigo donde apoyarse, un bastión de eterna fidelidad de un amigo cual inquebrantable símbolo hispalense.