MISTERIO EN LA HACIENDA DEL ROSARIO DE TORREBLANCA

Por: Jose Manuel García Bautista

En la sevillana barriada de Torreblanca se encuentra uno de esos lugares que está relacionado íntimamente con el misterio y las casas encantadas. Se la conoce como La Casa del Mal, aunque su nombre real es el de Hacienda del Rosario.

La casa conserva la vieja añoranza del típico cortijo andaluz que, por motivos de crecimiento urbano, ha quedado encuadrado dentro de un entorno industrial que poco o nada tiene que ver con añejas épocas. Entre sus propietarios destaca la familia Pickman o el ganadero Gabriel Rojas. Data su construcción de principios del siglo XIX o finales del XVIII.

En sus habitaciones hoy desvencijadas nos decía un guarda: “Por aquí viene gente, de vez en cuando preguntando por si pasan cosas raras en el cortijo, nosotros, yo en la mañana y mi compañero en la noche, decimos que no porque entrar ahí adentro es jugarte la vida ya que se cae el techo, pero si que pasan cosas raras, se escuchan ruidos extraños y se ven luces en las ventanas, ahí dentro es imposible porque ya no hay nadie y las plantas superiores están en muy mal estado. Es muy raro”.

Antiguos trabajadores dedicados al mantenimiento del cortijo nos decían: “nosotros cuando estábamos allí lo que nos sentíamos acompañados, como si algo estuviera detrás de nosotros. Luego nos enterábamos que el guardés tenía experiencias extrañas, desaparecían cosas o se movían las cosas solas. Pensábamos que de la cabeza no andaba bien, pero otras personas nos hablaban del fantasma del cortijo. En cierta ocasión vino pasar un señor por la planta alta mientras hacíamos una pequeña reparación, lo buscamos, le preguntamos al guardés y nos dijo que sólo estábamos los tres solos y él de la alberca no se había movido”.

Si puestos a buscar fantasmas estamos debemos buscar en su Historia para descubrir que uno de los marqueses de Pickman -título otorgado en 1873 por el rey Amadeo I de Saboya a Charles Pickman Jones-, concretamente el consorte Rafael de León y Primo de Rivera, casado con Enriqueta Pickman y Pickman, fallecería cuando un 10 de octubre de 1904 se batió en duelo con el capitán Vicente García Paredes, al afirmar que se cobraría la deuda económica del marqués teniendo relaciones sexuales con las marquesa, lo cual era una afrenta al honor y un escándalo.

Duelo Pickman
A las 4 de la tarde se dieron cita en el improvisado campo del honor en la Hacienda del Rosario, como padrinos del marqués estaban Goyena y Cagigas, y del deslenguado capitán el comandante de infantería Vivar y Perales. Duelo a pistola, 25 pasos que quedaron recortados a 15, el primer disparo fue errado por ambas partes, en el segundo el marqués cae muerto de forma fulminante al ser alcanzado en el corazón.

Para mayor desgracia, al morir en un duelo -que estaba totalmente prohibido- el cardenal Marcelo Spinola, prohibió darle cristiana sepultura por lo que se debió enterrar en el llamado cementerio civil, decisión que indignó a muchos sevillanos.

¿Se trata del marqués la presencia espectral de este viejo cortijo? nunca se sabrá, pero los testimonios apuntan a que las primeras apariciones datan de la época de la muerte del mismo hasta nuestros días.

El investigador sevillano Javier Lobato, quién desarrolló una investigación paralela en el tiempo a la nuestra indica: “varios investigadores sevillanos me han hecho llegar sus investigaciones en este enclave, y estamos ante un lugar activo en lo que se refiere fenómenos paranormales del tipo sombras, raps, ruidos, psicofonías, cambios de temperatura y sensaciones extrañas. Es lo que te puedes encontrar si te atreves a cruzar su gran portada barroca y adentrarte en el misterio que encierra la Hacienda del Rosario”.

El propio investigador aclara una experiencia personal que tuvo en el lugar: “al pasear por sus estancias, indagando sobre este enclave, alguno de nosotros pudimos ver una silueta oscura por una de las zonas derrumbadas, algo imposible, nadie puede entrar en esa zona. Se pudieron captar varios sonidos extraños, raps, fuertes golpes, pero las sensaciones que teníamos todos era esa sensación de alerta constante, como si algo estuviese a punto de ocurrir delante de nuestras narices, también teníamos la sensación de no estar solos en ningún momento, “algo” nos acompañó en nuestra primera toma de contacto en la Hacienda del Rosario”.

Nuestra investigación preliminar tuvo menos fortuna no teniendo constancia de nada anormal salvo los testimonios recabados que hablan de ello, no obstante es un lugar vivo, paranormalmente hablando, sujeto a dar nuevas y prontas sorpresas.